Ganbatte kudasai !!!


A una semana de la catástrofe natural que arrasó cada terruño de tierra japonesa, es preciso reflexionar sobre lo que queda cuando las aguas del tsunami se retiran,  las heridas que el sismo provocó en la tierra comienzan a cicatrizar y todo se encamina a volver a la normalidad, ese lugar común en el que estamos acostumbrados a descansar y del que nos vemos expulsados en cada oportunidad en la que Gaia nos dice que algo está mal. 
Desde este lado del mundo quizas, el desastre se nos hace ajeno, lejano, exótico y hasta cinematográfico. Pensamos en las consecuencias futuras, ignorando los causas pasadas. y malinterpretando el caotico presente.Focalizamos nuestra atención en la crisis nuclear, y  no vislumbramos la crisis moral, que en un carril paralelo, extingue almas radiactivas. Es verdad, moral y naturaleza no son conceptos facilmente asimilables, y hasta suenan un poco confusos si los combinamos, pero es valida la propuesta si es que pretendemos aprender de las tragedias. En las siguientes lineas no hago más que presentar una visión complementaria acerca de lo sucedido, un guiño orientador que intenta explicar la templanza y la fortaleza del pueblo japones frente a este tipo de situaciones.

"This stoicism is built into the Japanese language. People always say “shikata ga nai” – it can’t be helped. And one of the most common things to say to someone else is “ganbatte kudasai” – tough it out, be strong. Natural disasters are seen as part of Japan’s “unmei,” or fate – a term that is written by combining the characters for movement and life. 


Uncomplaining, collective resilience is steeped into the Japanese soul. We sent our eldest son to Japanese school briefly, and I’ll never forget seeing all the little kids having to go to school in shorts even in the dead of winter. The idea was that it built character. I thought it just gave kids colds. But it was one more effort to instill “gaman.” And it’s “gaman” that helped Japan recovered from World War II and tolerated the “lost decade” after the bubble economy burst in about 1990. Indeed, it might be better if Japanese complained a bit more – perhaps then their politicians would be more responsive."

En la cita anterior, Nicholas Kristof, desde su experiencia de vida en Japón, nos ayuda a comprender la esencia de la actitud nipona frente a la adversidad y todo lo que ella implica. Una filosofia claramente enraizada en esta sociedad milenaria, que a traves de los años y en su constante y no siempre pacifica relación con la naturaleza ( Shizen, tan cercana a ellos, que solo creyeron necesario buscar una palabra para denominarla no hace mas de 100 años ), ha construido una conducta ferrea pero ductil, una redefinición del estoicismo occidental, más practica y efectiva.
Esa actitud frente a la vida y sus adversidades, quizás pueda ser resumida en una sola palabra, "Gaman". Sin un termino similar en nuestro lenguaje, este concepto se asemeja al de "perseverencia". Es la profunda convicción de no dejar avasallarse por la tragedia, poniendo lo mejor de uno al servicio del bien común, asumiendo los problemas, pero entendiendolos solo como una circunstancia más de nuestra existencia, una oportunidad para crecer. Es la virtud que se antepone frente a todo; el bambú que se dobla, pero nunca se quiebra.
La enseñanza que todo esto nos debe dejar, y me valgo de las palabras de Alfredo Casero, es la de "el honor de perder ante lo imposible". Valoremos cada paso de la reconstrucción de este gran pueblo.

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