"I just waited a bit,, then turned back to the car, to drive off to wherever it was I was supposed to be..."




Siempre me da cosa terminar un libro. Odié la página 382. No sé si es miedo a los finales, o no es más que un capricho, cierta voluntad de eternidad que no queda más que en eso. Los siento injustos, innecesarios. Es verdad, no podemos prolongar las páginas en un número infinito, pero tampoco es preciso que todo aquello que algún día empieza bautizado con un 1 en algún extremo de la pagina, tenga que terminar de manera irreductible en un numero de más cifras. Las paginas en blanco al final del libro, tal vez constituyan la respuesta a mi intriga. ¿ Están ahí por que el autor se olvido de completarlas? ¿Su existencia radica en nuestra obligación de rellenarlas con lineas inexpertas y burdas? ¿ O acaso el editor decidió injustificadamente gastar papel ? Quizás por eso "Rayuela" de Julito, me cae tan bien. Nunca termina. Es un laberinto de palabras en el que tenemos permiso para perdernos. El final no existe, no es más que una mera ilusión. Uno decide cuando terminar y cuando empezar. No hay motivo para que nadie nos imponga el momento en el cual todo tiene que acabar. No voy a cambiar nada, los libros van a seguir teniendo sus finales, pero tal vez algún día, alguien se anime a escribir lo que ya no puede acabarse...

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