En vísperas de San Valentín, por obra del azar o quizás por un reflejo inconsciente me dispuse a ver la nueva película de Xavier Dolan. Sin dudas era una cuenta pendiente en mi agenda cinéfila, ya que por cuestiones de cartel ( y evidente desatino de los desorganizadores ) había quedado relegada en el ultimo Festival de Cine de Mar del Plata. En fin, la tarde del Domingo se presentaba como una oportunidad ideal para disfrutar de esta película.
¿De que va? Seria ingenuo caer en el lugar común del triangulo amoroso, pero es una figura que ilustra bastante bien el leitmotiv de la trama. Hablamos, de todas formas de un triangulo en el que todas sus puntas presentan matices diferentes y no son equidistantes. Xavier Dolan asume
el carácter de Francis, introvertido y delicado. Otra de las piezas de este rompecabezas, el complemento femenino, es Marie interpretada por Monia Chokri, madura y desvergonzada. Por ultimo, Niels Schneider encarna a Nicolás, un Adonis irreverente, que quizás de manera ¿ingenua? se convertirá en el tercero en discordia. Tres personajes que en un principio parecerían encuadrar en un lugar estereotipado y común, pero que en el desandar del film, demuestran con sus particularidades la función esencial que cumplen en esta obra sobre la histeria no asumida y el miedo a no ser correspondido.La ilusión como denominador común, mechada con algo de desencanto y cierto tinte de amargura existencialista. La ambigüedad como otro factor fundamental en el desarrollo del relato, mientras la histeria asume el hilo conductor.
En “Les Amours Imaginaires” , Dolan abreva de todos los recursos estilísticos a su alcance para concebir una perfecta fotografía del imaginario colectivo adolescente. Amores platónicos remixados.
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