Reconozco que la paciencia es una virtud, que de alguna manera u otra a encontrado un fiel seguidor en mi persona. Suelo hacer gracia de ella en la mayoria de las situaciones de la vida cotidiana, y mas aun, en situaciones criticas, que es cuando realmente se necesita. No se si es merito mio, o es parte de la educacion en la que me forme, pero estimo que si se le da a cada quien o cada cosa su tiempo, las cosas salen bien. Pero...Sí, hay situaciones, generalmente generadas por determinadas personas que me sobrepasan. No entiendo muy bien el motivo, o cual es el factor desencadenante, pero lo que en la mayoria de los casos suele ser una virtud, invierte su naturaleza y se transforma en una fuerza destructora. Toda esa paciencia, se torna negativa, y arremeto casi cegado contra el anonimo o no tanto que se atreve a sojuzgarla. Hoy, la encontramos en la forma mas inocente: la pendejada. Si, si...entre toda esa niebla de irracionalidad, me porto como un verdadero pendejo. Alguna vez, en medio de esas situaciones, me dijeron que no sabian si estaban hablando con un chico adulto o con un nene de 2 años ; y es posible que asi sea. Toda la racionalidad, el tino en el lenguaje, la madurez en la conducta, la elaboracion en el discurso, se va al bendito carajo. Y me compadezco del que está el otro lado, que se ve obligado a soportar esa arremetida de violenta inocencia. Todo se complica, si sumamos el mal humor, factor catalizador del proceso en cuestión. En fin, creo que tengo derecho a comportarme como un verdadero pendejo de vez en cuando...
1 comentarios:
Coincido! todos en algun momento tenemos el derecho, es solo que no todos saben atribuirselo y poder realizarlo
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